Principio
La perseverancia es probada en los momentos especiales, aún a costo de sufrir pérdidas.
Dios es Señor de la historia
Dios cumple sus promesas de diversos modos, pero la más común es su providencia, que actúa por medio de situaciones comunes y aún por personas que no adoran a Dios.
Dos personajes comunes
Mardoqueo, funcionario real y Hadasa su sobrina, que era huérfana, vivían en Susa y tenían un destino predecible: ambos morirían y pasarían al olvido permanente.
¿Coincidencias?
La rebeldía de Vasti, reina del imperio Persa
Hadasa, una dama de inteligencia y belleza especial y el concurso mundial.
Mardoqueo descubre un complot sin ser reconocido.
Odio ancestral
Por adorar al único Dios verdadero, Israel y los fieles judíos han sido odiados con odio criminal, tipificado por Aman. Ester 3:1-15
Dios está en control de todo
Ester cómo esposa de Asuero, era el medio providencial para librar al pueblo de Israel de la desaparición granada por Amán. Ester4:14
El compromiso de Ester
A pesar del riesgo de perder todo lo que era y tenía,Ester decidió hacer algo que no le era permitido, acceder al rey Asuero para interceder por su pueblo. Ester 4:16
El compromiso no mide el riesgo, sino la oportunidad de ser parte del cumplimiento de la voluntad de Dios.
Más coincidencias
El rey Asuero pierde el sueño y pide que le lean las memorias y se entera de la acción sin reconocimiento de Mardoqueo. Ester 6:1-10
Aman exalta al odiado Mardoqueo. Ester 6:11
Dios usa diversos modos para exaltar a tiempo a quien ha servido con fidelidad. 1 Cor. 15:58
Ester: Mujer de compromiso
Ester se identifica con el pueblo Israel, quien por decreto real de carácter irrevocable, sería destruido de manera completa por la trama de Amán. Ester 7:3-4
Amán es condenado en la estaca que edificó para Mardoqueo. Ester 7:8-10
La suma de las supuestas coincidencias
Dios libró al pueblo de Israel del exterminio gracias a Mardoqueo y Ester, comprometidos con la salvación de Israel. Ester 8:1-9, 15
Salmos 30:11-12 NTV
[11] Tú cambiaste mi duelo en alegre danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, [12] para que yo te cante alabanzas y no me quede callado. Oh Señor mi Dios, ¡por siempre te daré gracias!